Volaré como plumas al viento
al encuentro de tu lecho.
Allí descansaré un momento
hasta que me llame
de la vida el llanto.
Entonces, cuando amanezca,
de nuevo y sólo entonces,
volveré a sonreír y a amar.
Y en lo más recóndito de tu pecho,
como plumas en el viento,
allí voy a aterrizar, ligeramente,
para me quedarme.