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Sensible

S

Silvia C.S.P. Martinson

Tu mirada es sensible
cuando me miras al saludarme;
en ella veo mil promesas,
en ella siento historias ocultas.
No dices palabras y en el silencio guardas
todos tus secretos.
Tu sentimiento es como tierras
que debo explorar.
Y de tesoros y oro escondidos
son tus sentimientos y deseos
que percibo y veo en ellos,
que me ocultas,
con la precaución de que tampoco
yo te haga daño.
Todavía no lo entiendes,
no confías, que mi amor,
sensible y definitivo,
aún pueda ser
tan grande, igual o mayor,
mucho mayor que el tuyo.

 

El reloj

E

Silvia C.S.P. Martinson

 
Escribo sin la prisa
porque te dejas dominar,
mientras miro el paisaje,
los pájaros, las olas, el mar.
Tú sigues caminando,
pendiente del tiempo que calculas
para que la caminata se acabara.
Al escribir, te describo, te hablo
de ello, de quien eres eterno esclavo.
Ello marca y determina para ti, sobre todo,
en cada minuto o en cada hora,
cuándo todo empieza,
cuándo, a tu antojo,
todo, al fin, debe se acabar.
Y a tu lado sigo,
pensando y rezando,
por quererte tanto,
que a mi lado sigas
olvidado del maldito,
en un rincón, en un sótano
ese reloj, de él, mal amigo,
¡El proscrito!

Exaltación

E

Silvia C.S.P. Martinson

 
Mil colores refleja el agua cristalina
en las olas que se extienden.
Es el sol que nos ofrece
el cielo azul de este día.
El alma alegre exulta
ante la intensa belleza, y se extasía
se funde en todo y en esta magia
vuela con los pájaros y en la alegría
hasta el infinito se eleva y planea...
Se despide de lo que le angustia
vibra, baila, canta y en hosannas,
nuestro pan, agradece a la Vida

Despedida del poeta

D

Silvia C.S.P. Martinson

 
Cuando de esta vida partió,
no dejó nostalgias,
ni alegrías no resueltas.
De los sueños, quimeras perdidas,
de las ilusiones, amores, almas partidas,
de los días gloriosos y soleados
¡y de las Estaciones se apropió!
De las diurnas, matutinas explosiones de colores,
las luces y sombras consigo guardó.
¡Se apoderó de la palabra,
del sonido, del verso, de la expresión,
del arte, de la maestría y del amor...!
Y de todo se lo llevó, lo escondió, lo hurtó.
Nos dejó el cuerpo, el Poeta,
pálido, exangüe, sin vida...
¿Y el alma? El alma nos la robó,
sigiloso, llevándose en su esencia
la inspiración, la luz, el brillo,
la alegría, el amor, la nobleza
y también, dolorosamente: se llevó la Poesía.
¿A nosotros? ¡Ninguna sonrisa ni mirada!
¡Ninguna! … En la partida. En la despedida.

Espejismos

E

Silvia C.S.P. Martinson

 
En el silencio de la noche
cuando de mí voz ya no oigas,
imagina que en las estrellas
tu me encuentras
mirándote desde lejos,
soñando mil amores,
viajando en el calor envuelta,
arrebatada en tus fuertes brazos.
Caminaremos por la noche
como los pájaros, como el Fénix
cambiaremos de plumas
y abrazados amantes
en el lejano infinito
felices al fin
nos perderemos.

Invitación

I

Silvia C.S.P. Martinson

Me invitas a vivir, a quererte
y te sigo sin parar,
ilusionada en soñar
que podrías querer,
en algún momento,
en algún lugar,
dejar en mi cuerpo
las huellas de tu ardor.
Y yo, como tu amante,
me quedaré para siempre
y cada vez más
deseándote,
eternamente, esperándote,
vibrando y amándote.

Te amaré

T

Sílvia C.S.P. Martinson

Te amaré como las noches que son eternas.
Te amaré como el canto de los pájaros en su nido.
Te amaré se me lo permites por supuesto
en todos los días de mí vida.
Te amaré como el sol cuando amanece
inundando la oscuridad, iluminando la vida.
Te amaré sobre todo cuando me miras,
y de tu dulce mirar que me seduce
me vas a conducir despacito
a los cielos, al infinito.
Y llevaré conmigo toda luz,
toda la vida que has cambiado en la caminata
de mí peregrinación por esta vida.
Caminaré a tu lado sin más desdichas,
Andaré sin prisa…
Caminaré feliz, contenta,
andare paso a paso,
al encuentro de tu amor,
al encuentro de ti… ¡Mi vida!

No puedo volver atrás

N

Pedro Rivera Jaro

Yo tenía una gran amiga
Y ella a mí de amigo me tenía
Pero, que pasó que la perdí?
Con el valor que tenía su amistad
¿Qué hice mal que la perdí?
No sirve de nada que yo quiera mantenerla
Ni sirve de nada que quiera conservarla.
También tuve un gran amor
y ese amor también a mi me amaba
pero ¿Qué ocurrió que lo perdí?
con el valor que tenía mi gran amor
¿Qué hice mal que lo perdí?
y de nada sirve que yo quiera mantenerlo
y no sirvió de nada que yo quisiera mimarlo.
Si encontrase mis errores del pasado
Si yo pudiera retrasar los dos relojes
de la amistad y del amor
Volvería a aquellos momentos
en que cometí las faltas
y desharía mis errores cometidos
para que, una vez enmendados
pasara el tiempo hasta hoy en día
sin perder ni el amor ni la amistad
Y seguir aumentando mi alegría.

Mi camino

M

Silvia C.S.P. Martinson

 
¿Que caminho recorrer?
Me pregunto, ¿por qué?
Si dudas tengo,
¿qué senda tomar?
El día de esperanzas me trae
momentos inolvidables,
alegrías y horas felices
en los caminos
por nosotros urdidos.
Al amanecer y al alba,
mi alma rejuvenecida
te esperaba y aún espera, olvidada
de que la noche siempre llega
y, a veces, el oscurecer
nos hace olvidar el camino trazado
e inevitablemente entonces
nos hace perder.

Política arriesgada

P

Pedro Rivera Jaro

Que asco de política que destruye amistades
por diferentes perspectivas al enfrentar la vida.
Que desgracia de partidos que desechen hermandades
por formas de opinar algo distintas.
Que pena que los políticos corten relaciones personales
Mientras ellos ocultan reuniones variopintas
Simulan ser lo que no son realmente
para con el apoyo de todos
llegar a conseguir el mando
que les permita enriquecerse prontamente.
El hacha intenta parecer solo el palo del astil,,
para de todo árbol el voto conseguir.
Encinas, chopos, castaños y fresnos
proclaman con orgullo que es de ellos,
y su voto esperanzados le regalan
a quien si llega hasta el poder,
sin ningún miramiento, va y les tala.
Pero es que en el contrario equipo
los que usan la navaja curvada
hacen con las viñas que suceda lo mismo
el acero de la hoja en su mano oculta
y los tima, haciendo ver que son madera,
y es entonces que las vides les votan,
soñando que bien gobiernen, en espera.
Pero cuando la vendimia llega
la hoja escondida de su encierro saca
y afilando sin demora su acero
los racimos de uva, del año la cosecha
los corta y prestamente se los lleva,
guardados en la repleta cesta
y los vende a los grandes bodegueros,
escondiendo luego en sus avaras bolsas
los caudales obtenidos por la venta.

 

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