Con miel se cazan las moscas (que no con hiel)

C

Pedro Rivera Jaro

 
Aquella mañana aparecieron por todo el Barrio multitud de pintadas. Puertas
de garaje, muros de edificios, y en general cualquier lienzo de pared remata do con cemento, amanecieron con mezclas artísticas de colores variopintamente combinados para obtener composiciones luminosas, que los adornaban con gran acierto.
 
Por ejemplo, en una pared que estaba frente a unos jardines, habían pintado
unos árboles que parecían conformar un pequeño parquecito vegetal.
 
Un segundo ejemplo: en una puerta de garaje de una comunidad vecinal habían pintado un precioso y reluciente automóvil rojo, que parecía salir de dentro, con los faros encendidos.
 
Parece que varios vecinos habían observado, desde sus ventanas, a grupos
de adolescentes como de 13 o 14 años, armados de sprays, pintando al anochecer, y dichos vecinos fueron a hablar con el director del Colegio Público que estaba cercano, porque pensaban que los jovencitos podían ser alumnos suyos.
 
El director les recibió con una sonrisa, y a continuación, les rogó que le acompañaran. Les dió un paseo por todos los patios traseros del Colegio y les mostró las paredes interiores, que estaban igualmente llenas de pintadas.
 
Había probado a obligar a los alumnos a parar de pintarrajear las paredes, amenazándoles con castigos, si se les sorprendía haciéndolo, pero dichas amenazas no consiguieron ningún resultado. Los chicos siguieron emborronándo todo, a escondidas, con sus pinturas.

Los vecinos regresaron a sus casas, mas sorprendidos que cuando vinieron a
quejarse al Colegio.
 
El Director, que estaba preocupado por la situación, estuvo durante varios
días meditando, y al final, elaboró un plan de acción.
 
Reunió a los alumnos en el salón de Actos, y les propuso organizar un Concurso de Pintura en el que voluntariamente podrían participar, seleccionando préviamente los mejores artistas de entre todos los alumnos. Tendrían que formar 10 equipos de pintura y efectuarían sus pintadas sobre las paredes interiores
de los patios del Colegio.
 
En primer lugar deberían pintarlas todas de blanco, haciendo así desaparecer
todas las pinturas realizadas anárquicamente por todo el Colegio. A continuación pintarían los temas seleccionados por los equipos, y una vez terminados serían juzgados y valorados por todo el común de alumnos. Se les clasificaría
del primero al décimo, y se les otorgarían los correspondientes diplomas, en
función de las puntuaciones obtenidas por cada uno de ellos.
 
El resultado fue un éxito aplastante, y no volvieron a verse mas pintadas por el
barrio. Los artistas se sintieron valorados por obra y gracia de un director que
utilizó su jerarquía y su intelecto, para demostrar una vez mas que las moscas
se cazan con miel, que no con hiel. Donde no funcionó la amenaza, triunfó la
inteligencia.

Sobre el autor/a

Pedro Rivera Jaro

Nació el 24 de febrero de 1950 en Madrid, España. Jubilado con estudios de Empresariales, Marketing y Logística. Dedicado por afición a la narrativa y poesía. Jurado en el Concurso Cultural FECI/INTE, participante en el Libro Versos en el Aire, con el poema ¿A dónde va?
Concurso Villa de Lumbrales XXII, de la Asociación de Mujeres.
Concurso de Editora Ex Libric, con el trabajo 48 Palabras.
En 2023 escribió, mano a mano con la autora Silvia Cristina Preysler Martinson el libro, en español y portugués, Cuatro Esquinas - Quatro Cantos.

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