Urgente, urgente.. Plan CP SN

U

 Álvaro de Almeida Leão

Traducido al español por José Manuel Lusilla

Torneo de aficionados de fútbol entre barrios de Porto Alegre (Brasil). Evento oficial del calendario deportivo de la ciudad. El equipo del Menino Deus está intentando el tricampeonato y el del Caminho do Meio juega su primera final. Árbitros y jueces de línea acreditados por la Federación Ciudadana de Fútbol. Buena asistencia de público entusiasta y participativo.

El Menino Deus juega por el empate, al Caminho do Meio solo le interesa la victoria. El Menino Deus es el equipo más acreditado del torneo, cuenta con el máximo goleador del campeonato, la mejor defensa y el portero menos goleado. Está entrenado por el profesor Aldo Leão y su fiel escudero, el asistente técnico Rafael. El Caminho do Meio se clasificó en su grupo por ser el equipo menos malo. Sus únicos destacados son el portero Carlos Augusto y Richard, un mediocampista con buen regate.

Richard es el capitán del Caminho do Meio y su líder; remata poco, pero cuando lo hace, casi siempre marca. En el partido anterior, su actuación fue decisiva, anotó el gol de la clasificación. En cuanto a los jugadores del Menino Deus, son tan iguales en el manejo del balón que no hay unos mejores que otros. Es un equipo cohesionado y solidario.

Pero, un partido de fútbol es un partido de fútbol, no siempre gana el mejor. Precavido, el profesor Aldo ideó tres planes: el A, el B y el C P, S N, este último solo si es estrictamente imprescindible. Como en caso de vida o muerte. El plan C P, S N solo lo conocen el profesor Aldo, los dos zagueros y el portero del Menino Deus. Después de cada entrenamiento, estos cuatro permanecen en el campo para entrenamientos específicos del plan C P, S N.

En la charla inicial del profesor Aldo, el plan A: jugar en serio, respetar al adversario. Hasta ahora, no hemos ganado nada. Y todo depende de nosotros. Rumbo al título.

Al final del primer tiempo, cero a cero, gracias a la excepcional actuación del portero del Caminho do Meio, Carlos Augusto, que paró todo. Al Menino Deus le faltó competencia. Inconcebible, realmente inconcebible, tantos tiros a gol sin convertir.

En el descanso para el segundo tiempo, en el vestuario del Menino Deus, el plan B: jugar con aún más dedicación. Mejorar y mucho la puntería en las finalizaciones. Defensa con atención redoblada. Y, si nada de esto funciona, jugar según el reglamento.

Reiniciado el partido, el Menino Deus está más precavido de lo deseado. El equipo actúa más en defensa. Con esto, el Caminho do Meio está creciendo en el juego de manera natural.

Las palabras del profesor Aldo: jugar según el reglamento, resultaron en el entendimiento de más o menos, jugar por el empate, es decir, a la defensiva.

Treinta minutos del segundo tiempo y aún cero a cero. A estas alturas, un gol del Caminho do Meio sería un desastre. Señal roja. El peligro acecha al Menino Deus. Entonces el profesor Aldo decide sustituir a un delantero por un mediocampista y pide que este avise a sus dos zagueros y al portero que pongan urgente, urgente el plan C P, S N.

Conscientes del mensaje, los zagueros se colocan uno a cada lado del área pequeña, mientras el portero, un poco detrás, atento y concentrado, deseando que el partido termine pronto como está, pues el empate lo favorece.

¿Y Richard? Ah, Richard está jugando bien. Faltando solo cinco minutos para el final del juego, él, al pasar por todo el mediocampo adversario, dribla a uno de los zagueros y luego al portero, y cuando estaba a punto de disparar a gol, el otro zaguero del Menino Deus, al sentir el peligro, le da una patada a las piernas de Richard, levantándolo con todo y balón, impidiendo que concluya la jugada, que seguramente resultaría en gol. El zaguero sale peor parado, tropieza y cae, con su tórax sobre el balón. Protección de cuello y demás cuidados hasta que pueda ser retirado.

Decidido, el árbitro marca el penalti y espera a que el zaguero se recupere para expulsarlo del juego.

Mientras tanto, Richard no se ofrece para tirar el penalti, pues tiene un trauma con las ejecuciones de penaltis. En un equipo anterior, falló tres penaltis en dos partidos seguidos. En el último, al igual que ahora, era hacer el gol y optar por ganar el campeonato.

Los equipos del Caminho do Meio y del Menino Deus se acobardan, por distintos motivos: Menino Deus con miedo de perder el campeonato y el Caminho do Meio, de ganarlo. ¿Cómo así? Se justifican, por ser equipos amateurs.

Richard, molesto, ve que sus jugadores se alejan cada vez más unos de otros. Piensa que es porque, si estuvieran cerca, tratarían el tema del penalti. Y es todo lo que posiblemente no quieren.

Una coincidencia que nadie se creyó: los dos jugadores del Caminho do Meio que siempre son los encargados de tirar penaltis se desploman en el césped. Uno sintiendo una antigua lesión en el muslo y el otro con molestias en la rodilla. Actitudes entendidas por Róger, técnico del Caminho do Meio, y por el capitán Richard. Entonces, solo queda solicitar un voluntario para la ejecución del penalti.

El lateral izquierdo del Caminho do Meio, conocido como Trapalhão, no necesita explicar la razón del apodo: es su peor jugador, con diferencia. Juega porque no hay otro en la posición. Rápidamente razona: al ofrecerse para tirar el penalti y convertirlo, será considerado un héroe. Todo su pasado como pésimo jugador será olvidado. Así convencido, se ofrece para tirar el penalti.

-No, no, cualquiera menos él. ¿Qué hacer? Solo queda rezar y rezar.

Trapalhão se dirigía hacia el punto de penalti, cuando los hinchas del Caminho do Meio, en la alambrada, se alternan en manifestaciones de su descontento ante la desastrosa decisión de Trapalhão de ofrecerse para cobrar el penalti:

-Pô, Trapalhão, date cuenta. Pide que te llamen por teléfono y vete de aquí.

Un amigo avisa:

-si fallas el penalti, te castro y hago la fiesta de los perros.

-Sabía que eras torpe, pero ahora loco, eso es nuevo para mí.

-Trapalhão, Trapalhão, mira aquí: estoy en régimen semiabierto; para mí matar a uno más o a uno menos da igual. Falla el penalti y verás lo que te pasará.

-Oh, Trapalhão, hijo de tu madre, saldrás de aquí hoy en brazos de la multitud, de un modo u otro. Si haces el gol, serás consagrado. Si fallas, saldrás en un ataúd de madera.

Ante tantas "amabilidades", Trapalhão fue invadido por una fuerte necesidad de orinar. Solo tuvo tiempo de agacharse, fingiendo que iba a atarse los cordones de las botas, y a duras penas contenerse para dejar fluir la orina, solo la orina, nada más que la orina. No fue fácil solo orinar, pero al fin lo logró. Al volver a caminar, sacudió las piernas, de una en una, para que el resto de la orina se escurriera. Las botas empapadas hicieron que sus pies, mojados, se movieran dentro de ellas, produciendo los conocidos sonidos: ploft...ploft...ploft.

Avergonzado y humillado bajo todos los aspectos, Trapalhão dialoga con Richard.

-Capitán, desisto de tirar el penalti. Encuentra a otro. Estoy sin condiciones morales y psicológicas. Por favor, ahórrame más vergüenzas.

-Tuviste el coraje de ofrecerte para tirarlo. Ahora lo tirarás, por las buenas o por las malas, dijo Richard.

-Entonces lo patearé con el pie que no es el bueno, el derecho, intentando engañar al portero, espetó Trapalhão

-Haz como creas mejor. –concluyó Richard- Mientras lo conviertas, está bien.

Estos diálogos, aunque en voz baja, fueron captados por jugadores del Menino Deus que estaban cerca. Entonces, uno de ellos le dijo al portero que Trapalhão iba a tirar el penalti con el pie derecho.

Finalmente, el árbitro autorizó la ejecución.

Trapalhão, que nunca había tirado un penalti en su vida, muy nervioso y aún más angustiado por la fuerte necesidad de orinar que volvió con más fuerza, no calculó correctamente la distancia para posicionarse y, al correr para ejecutar el penalti, su última zancada fue insuficiente para llegar junto a la pelota en condiciones ideales.

En ese momento, desequilibrado, solo pudo darle un leve toque con la punta del pie, sin fuerza alguna, en lugar de un fuerte tiro con el empeine, que daría dirección a la trayectoria del balón. Resultado, la pelota pasa muy lentamente, a medio metro, al lado del arco. El portero se dirige caminando hacia el lado correcto y solo acompaña el balón que sale hacia fuera. Si hubiera ido hacia la portería, la habría atajado tranquilamente.

Trapalhão mira a sus pretendidos verdugos y los ve bordeando la alambrada para luego entrar en el campo. Al frente, el convicto, ya exhibiendo el revólver cargado y el hincha que afirmó que iba a castrarlo, blandiendo un cuchillo afilado, seguido por los demás. Cada uno más furioso que el otro.

Trapalhão, sintiéndose a punto de ser mutilado y, luego, de enfrentar su inminente muerte, corre hacia los policías uniformados que se encuentran al borde del campo y pide ayuda:

-Señores ilustres y dignos militares, soy el asesino de dos crímenes aún no resueltos por la policía civil, me estoy entregando, arréstenme, llévenme a una comisaría. Esas personas que vienen allí quieren matarme, sin que yo sepa por qué. Sálvenme la vida, sálvenme la vida, lo imploro, por el amor de Dios.

La Policía Militar contuvo a los agresores, calmó los ánimos y resolvió el problema. Atendiendo a la solicitud de Trapalhão, lo llevaron, a salvo, a una comisaría.

Nueva salida para los cinco minutos finales más seis minutos de tiempo añadido. El Menino Deus, reencontrando su verdadero fútbol, creció en el partido y aún logró hacer dos hermosos goles. El tri estaba más que garantizado.

En la vuelta de celebración al estadio, el asistente técnico Rafael, alegando su condición de compadre de Aldo, no se contiene y pregunta qué significa el CP, SN.

Aldo responde con una pregunta:

-¿Qué hizo nuestro zaguero?

-Cometió un penalti, contesta

-Entonces tenemos el CP. ¿Y cuál es la única condición aceptable para cometer un penalti?

-Si es necesario.

-Y ahora el SN.

-Cometer Penalti, si Necesario. CP, SN,  explica. Bien pensado. Inusual. Es eso.

-¿Satisfecho? Somos tri. Somos tri, nadie nos detiene. Viva el Menino Deus. Viva nuestro equipo. Viva nuestra directiva, rumbo al tetra. Larga vida para todos nosotros. Más de lo que merecemos. Viva, viva, mil veces viva.

Sobre el autor/a

Álvaro de Almeida Leão

Nacido en Campina Grande - Paraiba; gaucho por adopción. Jubilado de Banrisul. Graduado en Administración de Empresas y Contabilidad por la UFRGS. Autor de los libros "Ensaios" y "Humor Para o Mau Humor" Fue miembro del periódico Letras, órgano oficial del Instituto Portugués de Cultura. Es miembro de antologías publicadas por organizaciones culturales del Estado. Es miembro efectivo de la Sociedad Literaria Partenon y miembro de su Consejo de Administración; miembro del Instituto Portugués de Cultura; de la Casa do Poeta Rio-Grandense y de la Casa do Artista Caponense en Capão da Canoa, RS. Académico de la Academia Internacional de Artes, Letras y Ciencias de Cruz Alta RS, de la Academia de Letras de Brasil Sección RGSul y de la Academia Luso-Brasileña de Letras de la RGSUL. Palmarés: Diploma de Honor al Mérito; Medallas; Trofeo Aldo Coimbra concedido por la Asociación de Empleados Jubilados de Banrisul - Elegido por la Editora Revolução Cultural como Escritor del Año en la Feria del Libro de Porto Alegre en 2019; Mención Caldre y Fiao del Partenón Literario y Mención Personalidad Internacional 2023 de la Academia Internacional de Artes, Letras y Ciencias de Cruz Alta RS; Participa anualmente en el Concurso Literario FECI CAPOLAT de la Confreira Marinês Bonacina. Actualmente es bicampeón del concurso FECI CAPOLAT, Oro en 2022 y Trofeo en 2023.

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