El poeta

E

Silvia C.S.P. Martinson 

Traducido al español por Pedro Rivera Jaro

Era un domingo soleado. El cielo azul profundo no albergaba nubes, ni blancas ni negras que se atrevieran a oscurecer la belleza de aquel momento.

En el paseo marítimo, la gente caminaba ajena a lo que ocurría a su alrededor, estaban inmersos en sus pensamientos, ansiedades, deseos o quizás hasta incluso frustraciones.

Y así, paseando y pensando en cómo podría resolver todos los problemas que tenía en su vida, se sentó en la cálida arena.

Allí se sentó durante largo rato relajando su cuerpo, desconectándose y disfrutando al mismo tiempo de las bendiciones que ofrecían a su físico y a su visión: las olas del mar, donde se posaban las gaviotas en busca de comida, así como el reconfortante calor del sol que le bañaba con su luz, haciendo que sus pensamientos volaran a lugares distintos de las tensiones de la vida cotidiana.

En esos momentos, se olvidaba de su familia, de su falta de amor hacia él, de lo insignificante y despreciable que creían que era y de que sólo le tenían con ellos para cubrir sus constantes necesidades.

La indiferencia de todos hacia sus necesidades y sentimientos le hería profundamente.
A menudo pensaba en suicidarse, pero su educación y su respeto por la vida se lo impedían.

Estaba tan ensimismado observando y contemplando este momento en la naturaleza que sólo ahora se dio cuenta de la presencia de un hombre muy cerca de él. Él le observaba atentamente. Llevaba en la mano un cuaderno y un bolígrafo con los que tomaba notas.

La curiosidad se apodera de él y comienza a observar a aquel hombre.

El escribía deprisa con tanta diligencia y empeño, y con cierta impaciencia.
Su curiosidad pudo más que su discreción y, aprovechando un momento en que el otro hombre no escribía, le preguntó qué hacía con tanta diligencia y obstinación.

El otro, con una sonrisa amistosa en el rostro, le respondió que era escritor, más exactamente poeta.

Luíz, porque así se hacía llamar el viajero, preguntó entonces al poeta, sin poder contener ya su curiosidad, si podía leer lo que estaba escribiendo, a lo que el interpelado respondió que sí, pero que el poema aún necesitaba ser pulido y que, sin duda, aún estaba inacabado.

Luego en el siguiente acto le entregó el cuaderno en el que estaba escrito el mencionado poema:

EXALTACIÓN
Autor:.....
Traducido por:....

Mil colores refleja el agua cristalina
en las olas que se extienden.
Es el sol que nos ofrece
el cielo azul de este día.
El alma alegre exulta
ante la intensa belleza, y se extasía
se funde en todo y en esta magia
vuela con los pájaros y en la alegría
hasta el infinito se eleva y planea…
Se despide de lo que le angustia
vibra, baila, canta y en hosannas,
nuestro pan, agradece a la Vida

Luiz, emocionado hasta las lágrimas, dio las gracias al extraño poeta, cuyo nombre ni siquiera conocía, por permitirle leer y por aportar una nueva visión a su vida en aquel momento.

El poeta le sonrió, le tendió la mano a modo de despedida y le dijo que el poema era para él, el caminante, ya que sentía su dolor al verlo allí sentado.

Luíz se levantó, miró una vez más al poeta, al mar y a las gaviotas que ahora levantaban el vuelo.

Aún emocionado, siguió caminando lentamente, dejando sus huellas en la arena húmeda de la playa.

Sobre el autor/a

Silvia Cristina Preissler Martinson

Nació en Porto Alegre, es abogada y actualmente vive en El Campello (Alicante, España). Ya ha publicado su poesía en colecciones: VOCES DEL PARTENÓN LITERARIO lV (Editora Revolução Cultural Porto Alegre, 2012), publicación oficial de la Sociedad Partenón Literario, asociación a la que pertenece, en ESCRITOS IV, publicación oficial de la Academia de Letras de Porto Alegre en colaboración con el Club Literario Jardim Ipiranga (colección) que reúne a varios autores; Escritos IV ( Edicões Caravela Porto Alegre, 2011); Escritos 5 (Editora IPSDP, 2013) y en español Versos en el Aire (Editora Diversidad Literaria, 2022).
En 2023 publica, mano a mano con el escritor Pedro Rivera Jaro, en español y en portugués, el libro Cuatro Esquinas - Quatro Cantos.

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