Espejismo

E

Silvia C.S.P. Martinson 

Traducido al español por Pedro Rivera Jaro

 En una noche de calor abrasador, soñó, soñar despierto.
 
Vio un paisaje lejano, muy verde y con flores de colores.
 
Se armó de valor y caminó por el bosque, despacio, sin prisas.
 
Le movía una fuerte curiosidad sin saber de dónde venía ni por qué la sentía.
 
La luna lo iluminaba todo y las sombras de las sombras se movían.
 
Se preguntó si serían reales o un producto de su imaginación.
 
Pero mientras caminaba descubrió que las sombras eran reales.
 
Tenían forma, tenían color, se balanceaban, caminaban.
 
Eran seres vivos que se entretenían durante la noche.
 
Los árboles estaban vivos y las flores les sonreían.
 
El suelo que pisaban exclamaba cuando lo tocaban:
- ¡Si es posible, vuela, para no causarme más dolor!
La hierba sonriente le dijo: 
- Aquí estoy, afortunadamente. Soy lo suficientemente buena para alimentar a mucha gente.
Él, sorprendido, preguntó entonces: "¿A quién das de comer?
- ¿A quién alimentas?
Respondió ingenuamente: 
- Alimento a las hormigas, a las orugas, desde la noche de los tiempos, para que a su debido tiempo, como las mariposas, adornen los días con sus colores luminosos.
 
Y las sombras se movieron, dando paso al intruso que se adentraba cada vez más en el bosque, cada vez más asombrado.
 
Los pájaros cantaban en saludo a la luna que iluminaba todo cada vez más.
Hasta que, como una luz etérea, apareció de la nada.
 
Le deslumbró con su mirada, como si le conociera desde hace tiempo.
Se quedó sorprendido, perseguido por los recuerdos, en ese momento recordó.
 
En el pasado lejano la había conocido.
 
Era su amiga mensajera y protectora, su hada madrina, su eterna compañera. La inspiración de sus días.
 
Le tendió la mano y le invitó a seguirla.
 
El sueño se hizo realidad y por fin, después de tanto tiempo, de tanto dolor y sufrimiento, en la noche siguieron para el resto de sus vidas. 
 
Y en ese momento en que los dos consumaban por fin su amor, con besos y caricias tan largamente guardadas, se oyó un sonido de trompetas, eran los ángeles acercándose y diciendo amén.
 
Entonces, todavía embelesado, oye un sonido más fuerte y se estremece; es una campana que suena.
 
Vuelve de su sueño y tambaleándose va a la puerta para contestar. No era nadie.
 
Se da cuenta de que era el teléfono el que seguía sonando.
 
Él respondió.
 
Fue su ex-mujer la que empezó a vituperarlo, maldiciéndolo por incompetente y por estar siempre despierto y soñando, porque se retrasaba con la pensión alimenticia,  sus hijos pasaban hambre y no pagaba el colegio.
 
El idilio tan hermoso ahora se desvanece, las ilusiones se disipan de la memoria y se pierden para siempre, en esta vida, por el aire.

Sobre el autor/a

Silvia Cristina Preissler Martinson

Nació en Porto Alegre, es abogada y actualmente vive en El Campello (Alicante, España). Ya ha publicado su poesía en colecciones: VOCES DEL PARTENÓN LITERARIO lV (Editora Revolução Cultural Porto Alegre, 2012), publicación oficial de la Sociedad Partenón Literario, asociación a la que pertenece, en ESCRITOS IV, publicación oficial de la Academia de Letras de Porto Alegre en colaboración con el Club Literario Jardim Ipiranga (colección) que reúne a varios autores; Escritos IV ( Edicões Caravela Porto Alegre, 2011); Escritos 5 (Editora IPSDP, 2013) y en español Versos en el Aire (Editora Diversidad Literaria, 2022).
En 2023 publica, mano a mano con el escritor Pedro Rivera Jaro, en español y en portugués, el libro Cuatro Esquinas - Quatro Cantos.

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