Amor paternofilial

A

Pedro Rivera Jaro

Yo puedo comprender muchas cosas porque tengan lógica y porque sucedan comúnmente a muchas personas. Por ejemplo la ruptura de parejas que, antaño, sintieron gran amor entre ellos, pero las circunstancias de la vida lo agotaron.

Lo que no entiendo, ni podré entender nunca, es que se olviden de los hijos que fueron el fruto de ese amor, que justamente es el caso ocurrido en los años treinta con mi primo Joselín, y luego se ha repetido, hace 6 años con mi bisnieta Makenna.

Los tocólogos advirtieron a mi tía Santa, hermana mayor de mi madre, y a mi tío José su esposo, en el parto de mi primo Joselín, que no tuviera más embarazos, porque les costaría la vida a la madre y al bebé.

Dos años después se cumplió la predicción del médico, y mi tía Santa perdió su vida así como la vida de bebé en su siguiente parto.

Al poco tiempo, el tío José desapareció de la vida de su hijo Joselín al emparejarse con otra mujer, con la cual tuvo dos hijos. Al primero de ellos volvió a ponerle de nombre José, algo muy criticado por nuestra familia, cuyos miembros (mi abuelo Pedro, mis tíos, mis tías y mi madre), se habían ocupado de criar con todo cariño a mi primo.

Quiso el destino que aquel segundo niño que tuvo por nombre José, falleciera aplastado contra una pared por un camión, cuando su propio padre lo estaba aparcando. Hubo algún miembro de nuestra familia que manifestó, que se trataba de un castigo de Dios, pero yo siempre he pensado, que Dios no podía participar en un acto de castigo a un mal padre, que terminara con el fallecimiento de un niño inocente.

Aquel mal padre, volvió a formar parte de la vida de Joselín, cuando éste se casó a la edad de veintitantos años. Mi madre le echó en cara el olvido, en el que había mantenido a su hijo primogénito, y el buen señor dio por excusa, que su hijo, cuando le veía por la calle, le apedreaba.

Cada uno opine como prefiera.
Gracias a Dios el niño tuvo el cariño y los mimos de toda la familia, y, principalmente de mi madre y de mi abuelo Pedro, y no sintió la terrible falta de sus padres.

Muchos años después, he vuelto a vivir un caso similar en los Estados Unidos, en la personita de mi querida bisnieta Makenna, que cumplirá 7 años el próximo mes de Enero de 2024.

Ella es la hija mayor de Nicole, mi nieta mayor, la cual, enamorada de Devan, un compañero de su colegio, y su primer novio, formó pareja con él, siendo muy jóvenes, y con 18 años, trajo a la niña a este mundo.
Como 2 años después del nacimiento de la niña, su papá Devan se enamoró de otra mujer, que ya tenía 3 niños de otras relaciones anteriores, y se marchó de la casa matrimonial, y empezó a vivir con ella y sus 3 hijos. En la actualidad tiene 2 niños más, fruto de ésta nueva relación de Devan.

Hasta aquí todo normal con arreglo a las costumbres de la sociedad en que viven. Lo que ya no encuentro normal, es que Devan, se haya olvidado de que Makenna está en el mundo.

Nunca viene a verla, nunca le hace un regalo, ningún cumpleaños, ningún Santa Klaus, ningún fin de semana, ….
Que tristeza¡! ¡Que pena!.

Afortunádamente es una preciosa niña que vive con su abuela Diana, mi hija, y con su esposo Jessie, y a la que todos queremos muchísimo, y que es listísima y llena de vitalidad.

No le faltan juguetes, no le faltan regalos, no le falta cariño, y ni siquiera le falta el amor de su Daddy, que es como Makenna llama a su auténtico papá, Jessie, que siente por ella la misma pasión que la niña siente por él.

El que pierde en este caso es Devan, su padre genético, que nunca sabrá la preciosa niña que Dios le regaló, y a la que olvidó.

Los niños no piden venir al mundo, somos los adultos quienes les traemos a él, y solo los miserables olvidan que ellos también fueron niños y que necesitaron el cariño de sus mayores para madurar sin carencias afectivas, ni materiales.

Sobre el autor/a

Pedro Rivera Jaro

Nació el 24 de febrero de 1950 en Madrid, España. Jubilado con estudios de Empresariales, Marketing y Logística. Dedicado por afición a la narrativa y poesía. Jurado en el Concurso Cultural FECI/INTE, participante en el Libro Versos en el Aire, con el poema ¿A dónde va?
Concurso Villa de Lumbrales XXII, de la Asociación de Mujeres.
Concurso de Editora Ex Libric, con el trabajo 48 Palabras.
En 2023 escribió, mano a mano con la autora Silvia Cristina Preysler Martinson el libro, en español y portugués, Cuatro Esquinas - Quatro Cantos.

Síguenos